Docentes y estudiantes de la carrera de Geografía analizaron el impacto de la sequía, la caza furtiva y los agroecosistemas
Una delegación de docentes y estudiantes de la carrera de Geografía analizó las secuelas del prolongado ciclo se sequía en la Reserva Provincial “Parque Luro” y la reaparición de problemáticas como la caza en el interior del área natural protegida.
El grupo estuvo integrado por estudiantes de Geografía y el equipo docente de las asignaturas Seminario de Investigación Geográfica Ambiental y Biogeografía, integrado por el Dr. Jorge Lapena y la Prof. Wanda Martínez. La jornada tuvo lugar el día 29 de mayo pasado, con el acompañamiento del personal de guardaparques dependiente de la Subsecretaría de Ambiente de la provincia de La Pampa.
Con relevamientos y evaluación ambiental en primera instancia, se constató el nivel más bajo de la laguna, así como la ausencia de la fauna aviar que otros años era común encontrar (flamencos, cisnes, patos, entre otros), sumada la prevalencia de loros barranqueros y cotorras en desmedro de aves autóctonas como el cardenal amarillo y otros pájaros de pequeño porte, distantes por la expansión de las especies antes mencionadas.
También, se pudieron observar alambrados rotos y otros recientemente arreglados ante la presencia cada vez mayor de cazadores furtivos. A ello, se adiciona una mayor presión de los agroecosistemas que rodean la reserva natural, que por ahora solo mantiene una zona de amortiguamiento de buena voluntad, es decir, no vinculante a normas de cuidado o transición del ambiente, en un contexto de permanente avance de la frontera agropecuaria con perfil intensivo o semi intensivo. Entre los indicadores de riesgo se destacaron las prácticas agrícolas a base de fumigaciones, la continuidad de forestaciones exóticas en el límite con el Departamento de Utracàn y la roturación constante del suelo para cultivos o sistemas forrajeros en modo intensivo.
Ante este contexto, y como emergente de las entrevistas, se corroboró una presencia reducida del personal permanente en las 7.607 hectáreas del Parque Luro (solo dos con residencia), al igual que personal de patrulla rural (dos móviles para toda la zona rural del Departamento de Toay). Por ello, las y los presentes reflexionaron acerca de la situación ambiental y la necesidad de trabajar con la comunidad rural tanto como con las personas que visitan el lugar, en términos de conciencia ambiental en el marco de la flamante Ley Nacional de Educación ambiental integral.
En el mes de agosto, este grupo realizará otro viaje, pero esta vez a la Villa Turística Casa de Piedra, donde aún no está definida el área natural protegida que ya cuenta con la aprobación oficial desde el año 1993.